Westvleteren 12 (XII)
Westvleteren 12 (XII) - http://www.ratebeer.com/beer/westvleteren-12-xii/4934/
Pues nada mejor para cerrar un día como hoy que celebrar la entrada número 300 con esta cerveza de la cervecera belga Westvleteren, que combina dos curiosidades (lleva bastante tiempo en el número 1 de Ratebeer, y durante muchos años sólo se podía comprar directamente en el monasterio, al menos de manera oficial) que la convirtieron en leyenda dentro del mundillo birrero. Además, forma parte del pequeño club de cervezas trapenses, (ya sabéis, esas que se elaboran en monasterios trapenses siguiendo ciertas reglas).
Esta botella tiene otra curiosidad, y es que está serigrafiada como la edición especial que sacaron a la venta en packs de 6 para conseguir fondos para reparar el techo (los pobres monjitos tenían goteras :lol:), que llamaron XII (aprovechando que la hicieron en 2012, aunque la original, que en teoría es la misma, también se llama 12 😀 ), pero a diferencia de la copita, que si es de dicho pack, esta botella lleva en mi despensa desde noviembre de 2011, comprada por mi primo Fons (muchas gracias!) en Bruselas (y de hecho, la fecha de consumo preferente era de noviembre de 2013).
En fin, que servida tiene un color marrón oscuro, aunque menos de lo que yo esperaba (de hecho se ve a trasluz bien roja), turbia y sin nada de espuma (lo pequeño de la copa no contribuye, pero aun así se disipó a base bien.
Al acercar el hocico huele muy bien, muy... "oscura", a chocolate y caramelo (recordando toffee), pero también un poco a bizcocho de esos "húmedos" en licor que llaman borrachos, y, curiosamente, me recordó un poco al olor de la leche. Por su parte, Carol dijo "pero si huele más a sangría que a birra! así como a vino" 😀 . En cualquier caso me pareció un aroma más ligero de lo que esperaba.
Sobretodo comparado con el trago, que era bien potente, belgian ale en estado puro, y muy en sintonía con el olor: más chocolate y caramelo que fruta (aunque a mi siempre me recuerdan a esas ciruelas pasas de los asados, y tras varios tragos curiosamente me hizo pensar en el sabor de una pera), con un toque muy a licor, quizá pelín dulce pero compensada al ser algo alcohólica, de esas que dejan calorcillo en la garganta, y una sensación cremosa y densa en la lengua.
Pura sabrosura, y a pesar del toque a alcohol, algo traicionera, pues yo no diría que tiene los 10.2º que pone en la chapa.
Es verdad que me parece que está al nivel de las mejores que he probado, aunque el recuerdo que tengo de la Blonde y la 8 es mejor, pues aquellas me entusiasmaron (aunque sólo las he probado una vez, y eso también influye) y ésta me hace símplemente mover la cabeza afirmativamente con un gesto de satisacción, en plan "bien hecho, si señor" 😆 . Aun así, es una gran cerveza de postre que, de estar accesible (en localización y precio), tomaría muy a menudo.
Westvleteren Blond
Westvleteren Blond - http://www.ratebeer.com/beer/westvleteren-blond/5971/
Y para celebrar la entrada 200 y el segundo #FFdA (nuevamente, propuesto por Birraire, nuestro facilitador de movidas digitales 😀 ¡salud!), decidí abrirme la rubia de la cervecera belga Westvleteren, la mítica trapense cuya cerveza sólo se vende oficialmente en el monasterio (bueno, ya no) y cuya quadrupel (la Westvleteren 12) ha sido elevada a los altares cerveceros como la mejor del mundo según muchos aficcionados.
Esta belgian ale que llevaba en mi despensa un año exactamente me la trajo mi primo Fons de Bruselas como regalo (en realidad me trajo una de cada, ¡muchas gracias!), y según la chapa se embotelló en febrero de 2011, por lo que ha envejecido casi 2 años.
Servida lucía un color amarillo, rubia como pocas, y era turbia, pero no mucho para variar. La espuma, cremosa, de poca duración, pero se pegaba a las paredes de la copita cosa mala.
Al abrir la botella y asomar el hocico me sorprendió. Un aroma agradablemente ácido, estilo trigo, incluso pelín tipo cerveza lambic (ya sabéis, ácido tipo sidra). Servida dominaba incluso más, llegando a recordarme al famoso olor a establo, a heno, a cuero, de las geuze.
Seguía teniendo el toque ácido del trigo, junto con un rollo cítrico tipo limón fresco, como oler la fruta directamente. Era suave, pero bastante espectacular, me recordó lejanamente a mi adorada Orval ¿Será que le echan alguna levadura salvaje como en aquella?
El aroma no engañaba, en el trago también me pareció que tenía ese toque ácido tipo trigo tan refrescante y que a la vez deja la boca seca, invitando al trago, junto con un poco de sabor cítrico y un regusto ligeramente amargo, tipo lúpulo, pero poca cosa.
Quizá le eché de menos un pelín más de carbonatación, puesto que estas cervezas refrescantes me gusta que me picoteen la lengua. De alcohol iba perfecta, 5.8º, por lo que no noté nada en el sabor. Aun así me subió un pelín más de lo que esa graduación indicaría.
Pues que puedo decir de una belgian ale ácida, con rollo cítrico, y que me recuerda un poco a una geuze y a la Orval: ¡muy buena! Me resisto a subirla al podio de las mejores porque no me fio de no estar sugestionado por ser una Westvleteren :-D, pero vamos: es de lo más rico que he probado en mucho tiempo, como ya comenté cuando la pude probar hace tiempo en La Torcha. No sé lo que costó porque fue un regalo, pero vamos, de los 10€ no baja (aunque en el monasterio cueste 2 y pico :-S ).
Westvleteren Extra 8
Westvleteren Extra 8 - http://www.ratebeer.com/beer/westvleteren-extra-8/4935/
¡Cómo me gusta inventar excusas para abrirme cervezacas! Y la entrada número 150 parece una tan buena como cualquier otra :-D. Ya había decido estrenar las Westvleteren que me trajo mi primo Fons de un viajecito a Bruselas (¡muchas gracias!) para la ocasión, y justo ayer me llegó el famoso pack de Westvletern 12 con la copa adecuada(aunque de 25cl, una miniatura ideal para compartir una botella). ¡Perfecto!
Para los no cerveceros, decir que Westvleteren es una cervecera trapense cuya fama en el mundillo supera a todo lo conocido, no sólo por la supuesta calidad de sus cervezas, sino por lo difícil de conseguirlas: sólo las venden de manera "oficial" en el monasterio en que se fabrica (y en el pub de enfrente :-D), allá por el norte de Bélgica (el pack que comentaba antes es una edición especial y limitada, que parece que tienen goteras los monjes y necesitan hacer algo de caja 😆 ).
Bueno, al lío. Servida en el pequeño caliz trapense, es difícil conseguir espuma, pero la que hay parece que aguanta. El líquido es el clásico negro que a trasluz es entre marrón y granate, turbia y con montones de levadura flotando cerca del fondo. Vaya, el típico aspecto de una buena belgian ale oscura :-D.
Tengo que confesar que ando algo congestionado 🙁 pero a pesar de eso se notaba bastante el aroma, que sorprendentemente era parecido en botella y servida: un dulce no empalagoso, acaramelado, que me hizo pensar más en chocolate con leche (y, como me pasa últimamente, tras darle una vuelta decidí que no, que era vainilla) y en algo tipo toffee que en fruta. No se me hizo muy aromática, pero si muy apetecible.
El sabor me recordó mucho a la excelente Rochefort 10, quizá algo menos guerrillera que aquella, menos alcohólica, más dulce (y aquí si que me pareció más afrutada, pero también me recordó de nuevo al toffee) pero a la vez con un toque amargo que se me hizo muy tipo chocolate muy negro, con un toque como a quemado tipo algunas imperial stout. En ese sentido, me recordó un poquillo a la Pannepot(que no es moco de pavo :-D).
Además, calentaba la garganta, como un buen licor pero más suave, con lo que el contraste era perfecto. Para terminar de redondear la cuestión, ese calorcillo era lo único que noté de sus alegres 8º, ya que en el sabor no me pareció que estuviesen muy presentes. Esto tiene cuerpo de ese más que seguro :-).
Me cuesta sacarle más al asunto, no me pareció que tuviese miles de sabores (o más bien no sabría describirlos, ya que si que diría que es compleja), más bien me pareció que lo que tenía estaba perfectamente integrado, era... equilibrada :-). La mayoría de belgian ale oscuras y potentes que he probado, o eran del rollo afrutado (que me encantan, pero son muy diferentes), o se me suelen hacer algo dulces, pero esta me pareció la perfecta cerveza de postre, sabrosa pero para nada cansina (a lo que contribuyó que no me dejaba apenas postsabor, casi limpiaba el paladar de lo que hubiese allí :-D).
De las mejores belgian ale que he probado (visto lo visto, no tardaré en abrirme una 12 para comparar :-D), para mi gusto al nivel de las mencionadas Pannepot o Rochefort 10, pero algo más "ligera", dentro de lo potente y densas que son todas ellas :-).
Una de esas cervezas que podría tomar cada noche antes de irme a la cama, si no fuese por lo difícil de conseguir. No sé lo que le costó a mi primo, no me lo quiso decir, pero sospecho que una pasta 😛 (alrededor de los 10-12€ en el Bier Tempel es mi apuesta).