Cantillon Vigneronne
Cantillon Vigneronne - http://www.ratebeer.com/beer/cantillon-vigneronne/6074/
Como lo prometido es deuda, hice de tripas corazón y rebusqué en lo más hondo del armario cervecero para encontrar esta lambic de frutas belga (en concreto, macerada con uvas blancas), nada menos que una Cantillon que esperaba guardar largo tiempo tras leer cierta opinión muy positiva que me llamó especialmente la antención :-). Sin embargo, lei por ahí que las lambic de frutas perdían el caracter afrutado con el tiempo(ganando en acidez... um, ¿bug o feature :-D?), así que fue toda la excusa que necesitaba :-D.
Al abrirla me preocupó un poco que el corcho se veía en mal estado, incluso un minúsculo agujero invisible había dejado salir una gotita hasta a la chapa... glups, espero que no esté mala.
Servida en el vaso tumbler, tenía un color naranja, y era turbia, con una fina espuma que no duró mucho y una burbuja igual de fina. Las lambic de este color que he probado siempre me recuerdan a un zumo de manzana o un mosto, y se me hace muy refrescante a la vista.
El aroma me pareció muy fino, al principio lo encontré difícil de notar, sin embargo al beber creció un poco en intensidad. Me recordó mucho a la geuze de la misma casa, con esos toques muy cítricos que también me recuerdan a la manzana, y como no, a la sidra. En ésta no noté tanto el famoso olor que dicen que es a establo 😆 , quizá estaba pero como tenía menos olor que otras...
El sabor me pareció muy rico, nuevamente me recordó a alguna de las geuze que he probado, quizá era más cítrico que la de la propia casa, y eso me hizo pensar en la Boon Oude Geuzecon ese toque a limón ácido, aunque ésta Vigneronne me pareció mucho menos metálica que aquella, de hecho nada.
Aun gustándome mucho, no fue lo que me esperaba. No noté las uvas, era todo puro ácido (que yo personalmente adoro, por eso me gustó), con ese toque raro de las geuzes en la garganta, pero sin llegar a metálico. Parecida a su hermana la Cantillon Geuze, pero quizá más sencilla, menos... compleja 🙂 aunque bastante potente.
Estaba riquísima, porque a mi me encantan esos sabores tan ácidos (me tomé la segunda parte del vaso con un poco de queso grana padano y... uf, demasié). Aun así sospecho que es de esas pocas cervezas que yo notaría una gran diferencia entre barril y botella, y que merece tomar lo más fresca posible. Quizá le han pasado factura esos dos años desde que se embotelló en cuanto al sabor afrutado, así que habrá que buscarla más fresca y comparar (de hecho en la etiqueta se recomienda no esperar más de un año después del embotellado, y su fecha de consumo preferente era de diciembre de 2012, contrastando con los 20 años de otras lambic).
De momento, en estos sabores, me quedo con la Geuze de la casa, o la espectacular Mariage Parfait. Aun así, una muy buena cerveza que me costó 10.45€ en El Cervecero, algo cara como corresponde a un capricho :-), que es lo que es. Eso si, a otro precio la tomaría cada semana :-D.